Las estaciones afectadas son Mamá Tingó, Gregorio Urbano Gilbert, José Francisco Peña Gómez, Hermanas Mirabal y Máximo Gómez, todas ubicadas en el tramo norte del sistema ferroviario urbano.
“La OMSA ellos la traen, pero ponen la gente uno encima del otro hasta llegar a la estación, eso está difícil así;¿ahora como llegó?”, expresó Porfirio Mejía, residente en Villa Mella, evidenciando el malestar generalizado entre los usuarios que se verán obligados a utilizar las rutas alternas implementadas por la Oficina Metropolitana de Servicios de Autobuses (OMSA).
Jenfry Díaz también manifestó su inconformidad: “Esta medida no es favorable para nosotros las personas que tomamos el Metro todos los días”, mientras otros, como Nicol Matos, ven el cierre con resignación y esperanza: “Es una medida buena y mala porque se nos complicará más a nosotros, pero al final aportará para que termine este caos”.
En tanto, algunos motoconchistas de la zona perciben el cierre como una oportunidad para mejorar sus ingresos. “Deberían suspenderlo más a menudo, así uno puede conseguir su dinero, pero pese a eso también le ponen su onsa”, comentó Reinaldo Ramos, conductor en las inmediaciones de la estación Hermanas Mirabal.
Aunque la Opret asegura que los trabajos buscan mejorar la capacidad y eficiencia del Metro a largo plazo, la medida ha sido recibida con opiniones divididas. Mientras algunos reconocen la necesidad de implementar nuevos vagones en el sistema, muchos usuarios cuestionan la efectividad de las soluciones temporales, especialmente en horas pico y en sectores con alta densidad poblacional.
Los residentes también temen que la suspensión impacte en el tiempo de desplazamiento para llegar a su trabajos. Con el inicio de esta medida, las autoridades pretenden mitigar el malestar ciudadano y garantizar un flujo adecuado de pasajeros durante el proceso de ampliación.
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