Los comunitarios aseguran que, aunque en ocasiones el servicio llega de madrugada, los apagones prolongados les impiden descansar y realizar sus actividades cotidianas.
Otros moradores sostienen que los problemas comenzaron tras los trabajos de instalación de nuevas redes eléctricas. La situación también ha provocado pérdidas económicas en los hogares.
Algunos señalaron que la falta de energía incluso ha generado tensiones familiares.
En otros casos, la preocupación se mezcla con problemas de salud, como en el caso de Francisco: “Yo estoy recién operado de un tumor en la cabeza, camino con bastón, y cuando el inversor se descarga después de seis o siete horas, no me queda de otra que aguantar sin luz. Antes pagaba 1,300 pesos, ahora me llega de 1,700 y nadie sabe cómo la calculan. Ni ellos mismos saben programar los nuevos contadores que instalaron”, denunció el vecino.
Los residentes aseguran que, ante el intenso calor y la falta de electricidad, se ven en la obligación de salir a las aceras para refrescarse durante las noches. Sin embargo, advierten que la paciencia se agota. La mayoría, visiblemente irritada, asegura que si la situación no se resuelve en los próximos días, estarían dispuestos a lanzarse a las calles y realizar protestas, alegando que “esto no lo aguanta nadie”.
Los habitantes de Invivienda hacen un llamado urgente a las autoridades y a EDEESTE a buscar una solución definitiva a la crisis eléctrica que afecta la zona, señalando que los constantes apagones y el incremento de la factura los están llevando al límite.
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