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¿Cepillo desgastado en menos de 3 meses? Este error podría estar afectando tu salud bucal

 


Si tu cepillo se deforma antes de los tres meses, podrías estar aplicando demasiada fuerza al cepillarte. 

Este hábito lo desgasta y puede dañar tus encías y el esmalte dental. Si tu cepillo de dientes se desgasta rápido, puede que el problema esté en cómo lo  usas.  Aunque no le prestamos mucha atención, este daño en las cerdas revela un mal hábito que afecta tu salud bucal.

A continuación, te explicamos por qué pasa, cómo identificar el problema y qué   para solucionarlo de manera práctica y segura.

Presión excesiva: el error que desgasta tu cepillo

Cepillarse con demasiada presión no equivale limpiar mejor. Asociamos “frotar fuerte” con “limpiar mejor”, una lógica que funciona en otras tareas, pero que es perjudicial en la boca.

La placa bacteriana, esa película que queremos eliminar, es blanda. No necesita ser raspada con fuerza. Su eliminación depende de un barrido preciso que desorganice su estructura y la remueva de la superficie del diente. La presión excesiva solo desgasta las cerdas del cepillo y daña los tejidos bucales.

Consecuencias de un cepillado demasiado fuerte

Un cepillado agresivo no solo arruina tu cepillo, también afecta directamente tu salud bucal de la siguiente manera:

  • Desgaste del esmalte dental: frotar fuerte provoca abrasión, es decir, erosiona la capa protectora del diente y lo deja más expuesto a caries y sensibilidad.
  • Encías retraídas: la presión excesiva daña el tejido gingival. Con el tiempo, las encías se retraen y exponen la raíz del diente, lo que genera molestias al frío, al calor o al tacto.
  • Cepillo deformado y menos eficaz: las cerdas abiertas ya no alcanzan los surcos ni limpian bien el borde entre el diente y la encía. En lugar de remover la placa, simplemente la rozan.

¿Cómo cepillarte sin dañar tu boca ni tu cepillo?

1. Ajusta la presión: en lugar de agarrar el cepillo con toda la mano, sujétalo con la punta de los dedos (pulgar e índice), como si fuera un lápiz. Este agarre limita de forma natural la cantidad de fuerza que puedes aplicar. La presión debe ser muy suave.

2. Posiciona bien el cepillo: inclina el cepillo 45 grados hacia la línea donde el diente se une con la encía. Así las puntas de las cerdas llegarán por debajo del borde de la encía, que es donde se acumula más placa.

3. Realiza el movimiento adecuado: evita el frotado horizontal amplio y agresivo. En su lugar, realiza pequeños y suaves movimientos vibratorios o circulares en el mismo sitio, abarcando dos o tres dientes a la vez. Después de unos segundos, “barre” la suciedad desde la encía hacia el borde del diente con un giro de muñeca

Señales de que lo estás haciendo bien

Si tu cepillo mantiene su forma después de tres meses, no notas sangrado ni molestias en las encías y, al pasar la lengua por los dientes, percibes una superficie lisa y sin residuos, significa que lo estás haciendo bien.

No le des poca importancia a cómo te cepillas, porque esto afecta tu salud bucal y la vida útil del utensilio. Fíjate en el estado del cepillo y cambia tu técnica para evitar daños. Al final, un buen cepillado no se nota por la fuerza, sino por el cuidado con que se hace.

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