La información fue obtenida tras el análisis del celular de Manuel Jiménez Mateo, quien laboraba en las labores de mantenimiento, y desde donde se enviaban imágenes y videos al propietario del establecimiento, Antonio Espaillat López, con reportes constantes sobre las goteras y el deterioro de los plafones.
Según las evidencias, en agosto de 2024 ya se observaba un notable deterioro interno en los plafones del local. En ese mismo mes se instaló iona asfáltica en el techo. Los trabajos continuaron en los meses siguientes con nivelación de aires acondicionados, relleno con cemento, instalación de nuevos aires y refuerzo del techo exterior.
Durante septiembre y octubre, se documentaron nuevas intervenciones internas en los plafones, así como más aplicación de lona asfáltica en la parte externa. En noviembre y diciembre, se repitieron procesos similares, acompañados del uso de zabaletas y concreto, tanto dentro como fuera del edificio.
Para marzo de 2025, el equipo trabajó en casetas del techo, picando y rellenando con cemento. Y tan solo un día antes del colapso, el 7 de abril, se reportó un deterioro extremo de los plafones, los cuales fueron cambiados por humedad y rompimiento.
La Fiscalía asegura que estas acciones prueban que Antonio y Maribel Espaillat tenían pleno conocimiento del deterioro progresivo, ya que los reportes eran enviados directamente desde el número 809-604-5576 (Jiménez Mateo) al 809-981-0021 (Espaillat López).
También quedó demostrado que Maribel Espaillat, desde su teléfono 809-383-1964, instruyó el pasado 24 de marzo de 2025 revisar plafones caídos y reforzar los demás, ante el temor de que “eso afectara a alguien”, lo cual denota conciencia del riesgo latente.
A juicio del Ministerio Público, los imputados incurrieron en omisiones reiteradas, al no ordenar la reparación estructural adecuada ni suspender las actividades en el local, aún con señales claras de riesgo.
El caso continúa bajo investigación y es uno de los más graves en términos de cantidad de víctimas y responsabilidades compartidas, mientras los hermanos Espaillat permanecen bajo custodia a la espera de que se les conozcan medidas de coerción.
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