Nacida en 1916 en el municipio de Baitoa, Santiago, doña Mercedes fue la menor de siete hermanas.
Su vida ha sido un verdadero ejemplo de resiliencia, superando múltiples problemas de salud, entre ellos varios accidentes cerebrovasculares.
Hace 31 años, logró salir de un coma y, a pesar de las secuelas, se mantiene fuerte y motivada gracias a las terapias y el cuidado de su familia.
A sus 109 años, doña Mercedes conserva una chispa que combina humor, anécdotas del pasado y un gusto musical sorprendentemente moderno. Es seguidora de la música de Wason Brazobán y Yiyo Sarante, dejando atrás los boleros tradicionales.
Criada sin sus padres desde los seis años, creció junto a sus seis hermanas, mujeres de campo, trabajadoras y humildes.
Sin embargo, doña Mercedes cultivó un estilo diferente, atreviéndose a usar tacones, maquillaje y trajes elegantes, por lo que la llamaban cariñosamente “la rebelde del clan”.
De sus hermanas aprendió costura, una habilidad que la llevó a fundar su propia casa de novias. Más tarde, abrió una pensión para estudiantes en Santiago y, con apenas cuarto grado de primaria, estableció una pequeña escuela de alfabetización en su residencia, donde ayudó a decenas de vecinos a aprender a leer y escribir.
Devota de la fe católica, se casó con Jesús María Tolentino, con quien procreó siete hijos, de los que sobreviven cuatro.
Hoy, doña Ana Mercedes es la matriarca de una extensa familia: cuatro hijos, 19 nietos, 23 bisnietos y ocho tataranietos.
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