El buque, que partió desde Virginia, se unió al USS Lake Erie (CG-70) y forma parte de una operación más amplia que incluye la inminente llegada del portaaviones USS Gerald Ford, el más moderno de la flota estadounidense. Con este movimiento, Washington mantiene ocho buques de guerra, tres barcos anfibios y un submarino en la región, lo que representa el mayor despliegue naval estadounidense en Latinoamérica en las últimas décadas.
El Comando Sur, responsable de las operaciones militares estadounidenses en América Latina y el Caribe, publicó en su cuenta de X un video mostrando el poderío naval desplegado bajo el lema “Letales y listas”, destacando que las acciones responden a la misión de interrumpir el tráfico ilícito de drogas y fortalecer la seguridad hemisférica.
En el plano político, varios legisladores republicanos de Florida respaldaron la medida como una señal de firmeza frente al régimen de Maduro.
“Venezuela será libre”, escribió la congresista María Elvira Salazar, quien ironizó en redes: “Maduro quería una Navidad adelantada, pero Halloween siempre llega primero”.
Mientras tanto, según The Washington Post, el mandatario venezolano habría solicitado ayuda militar a Rusia, incluyendo la modernización de radares defensivos y la reparación de aeronaves, además de buscar apoyo de China e Irán en medio de la creciente presión estadounidense.
El USS Gerald Ford, actualmente en tránsito hacia el Caribe, podría posicionarse cerca de las costas venezolanas en los próximos días, consolidando el mayor despliegue naval estadounidense en el hemisferio occidental desde la Guerra del Golfo.

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