En calma total permanece este centro penitenciario, que comienza a recibir los primeros familiares de internos. Machete en mano, varios reclusos realizaban la mañana de este viernes trabajos de ornato, como parte de su nuevo estilo de vida.
Familiares de algunos de los internos afirman que, a pesar de la distancia, ahora sus parientes podrán cumplir sus condenas de manera más digna.
De su lado, vecinos en la comunidad Las Parras afirman que, con el traslado de estos reclusos, la zona se beneficiará económicamente, debido al incremento de visitantes, que llegarían, sobre todo, los fines de semana.«Yo fui una de las personas que trabajaron ahí como albañil y realmente eso va a dejar mucho beneficio al sector de Las Parras«, indicó Enrique Lorenzo, un residente en la zona.
«¿Cómo era la cuestión de la cita? y la cosa que los sábados y domingos, según tengo por entendido y que había que vestirse de azul, todo el mundo de azul, porque toda la gente que está preso no en la casa que están«, se preocupa Emilio Santana.
Sin embargo, temen que, con esto, también aumente la criminalidad.
«Pero habrá algunos cuantos problemas que habrá muchos delincuentes como dice la gente por aquí, no sé si es cierto, si es falso, entiende«, se inquieta Enrique Lorenzo.
La prisión, cuya construcción estuvo detenida por varios años, tiene capacidad para unos 2.400 reos y busca despoblar La Victoria desbordada con casi 10 veces su capacidad.
Aquí no sólo los reos pasarán sus penas, sino que además podrán trabajar y reinsertarse a la sociedad una vez haya culminado el proceso.

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