De acuerdo al Global Traffic Scorecard 2024 (Informe Global sobre el Tráfico), los 5 lugares del mundo con peor tráfico son: Estambul, New York, Chicago, Londres y México.
En Estambul, la principales causas del caos son conductores turcos que pueden ser agresivos e impredecibles, la alta densidad de población, calles estrechas que no están diseñadas para manejar el flujo de vehículos actual y la falta de infraestructuras viales incluyendo puentes y carreteras, que no ha podido seguir el ritmo del crecimiento de la ciudad.
Centros urbanos como Estambul y Londres tienen enfrente retos especiales vinculados al rápido crecimiento económico y a la densidad de la población. Este año, por ejemplo, la congestión en las carreteras de Londres creció tan solo un 2%; en Estambul, este incremento fue del 15%, lo que pone de relieve la gran presión que se crea en las ciudades del mundo que se expanden rápidamente”, ha asegurado Bob Pishue, autor del informe ‘Global Traffic Scorecard’.
En este ranking está claro que el país que tiene un problema mayúsculo con esto es Estados Unidos. De las quince peores, siete son ciudades estadounidenses.
El caos del tránsito tiene un costo económico. Según estas estadísticas, las 101 horas perdidas en atascos en la ciudad de Nueva York costaron más de 1.700 dólares de media por pérdida de tiempo y productividad.
La media de Estados Unidos es de 733 dólares en tiempo perdido, lo que supuso en 2023 70.000 millones de dólares, según INRIX. Se trata de un incremento del 15% respecto al 2022 y la media del país es que cada ciudadano pierde 42 horas anuales en atascos en el país. En la Gran Manzana, estos atascos costaron 9.000 millones en tiempo perdido a sus ciudadanos, más que en países enteros.
“Si conduces en Nueva York, es brutal, no hay duda al respecto. La ciudad sabe que tiene un centro congestionado y el precio por congestión refleja que al menos está intentando algo para mitigar gran parte del tráfico allí”, dice Pishue.
En la Ciudad de México, Con un parque vehicular que, hasta hace un año, superaba los 6.4 millones de automóviles—lo que equivale a un carro por cada 1.4 habitantes—el tráfico se ha convertido en una de las principales preocupaciones para los habitantes en esta parte del país.
El conductor promedio en el Reino Unido perdió 62 horas debido a la congestión del tráfico, 1 hora más en comparación con 2023. Específicamente en Londres se perdieron 101 horas en tráfico.
La capital sigue representando aproximadamente el 50 % de todos los retrasos de tráfico en el Reino Unido. El coste total para Londres fue de 3.850 millones de libras, con un promedio de 942 libras por conductor.
Debido a la concentración de población, empleo y actividad económica, Londres alberga la mayoría de los corredores con mayor número de retrasos de tráfico en el Reino Unido. Conducir por el corredor más congestionado de Londres —la A40 en dirección oeste, entre la North Circular y la A406— a las 17:00, hora punta, suponía 17 minutos adicionales o 68 horas de atasco a lo largo del año. Las obras en la circunvalación de Wisely, en la M25 y la M3, causaron altos niveles de retrasos, y este corredor ocupó el tercer lugar en el Reino Unido.
El TomTom Traffic Index 2024
El TomTom Traffic Index 2024, uno de los informes más completos sobre movilidad urbana a nivel global, arroja resultado similares a los del Informe Global sobre el Tráfico.
Según el informe publicado en mayo por la empresa holandesa especializada en navegación y movilidad, Nueva York se sitúa en el segundo lugar entre las ciudades más congestionadas del continente. El primer puesto lo ocupa Ciudad de México, donde los tiempos de traslado promedio superan a los de cualquier otra urbe norteamericana.
Este índice, que se basa en información recolectada de más de 600 millones de dispositivos conectados, analiza el tiempo que toma recorrer una distancia estándar de seis millas (equivalente a unos 9,6 kilómetros) en condiciones de tráfico reales.
El caos del tránsito no es solo una molestia diaria, sino un reflejo directo de la desigualdad urbana, la falta de planificación y la desconexión entre crecimiento poblacional y desarrollo vial. La solución no pasa únicamente por construir más carreteras, sino por invertir en transporte público eficiente, educación vial, tecnologías inteligentes y un compromiso político real. Mientras tanto, el tráfico sigue siendo una trampa silenciosa que paraliza ciudades y desgasta sociedades.
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